Silvina Friera - Página 12 - 20 de marzo de 2018 - El poema “Los mares del sur” tiene el inexorable sonido de la desesperación de los extraviados, esas criaturas a la intemperie que pueden ser campesinos, noctámbulos, borrachos, “gente fuera de lugar” –como el título de otro poema– y vagabundos que parecen estar condenados a una deriva interminable, mientras buscan el camino de retorno a una tierra –ese hogar mítico sin más porvenir que el de los propios recuerdos– que no es el mismo lugar que se dejó al partir. “Caminamos una tarde sobre la ladera de una colina,/ en silencio./ En la sombra del tardo crepúsculo/ mi primo es un gigante vestido de blanco,/ que se mueve tranquilo, el rostro bronceado,/ taciturno./ Callar es nuestra virtud./ Algún antepasado nuestro debe de haber estado muy solo,/ un gran hombre entre idiotas o un pobre loco,/ para enseñar a los suyos tanto silencio”. Trabajar cansa. Vendrá la muerte y tendrá tus ojos , de Cesare Pavese, es un volumen que reúne dos
JORGE AULICINO: LIBROS ON LINE/ REFERENCIAS CRITICAS / ENTREVISTAS / OBRA TRADUCIDA