Marcos Mayer - Revista Debate Desde Dante hasta acá, cada época trata de construir un infierno a su medida. Extraña invención que aspira a dar una ubicación geográfica a los desvanecimientos de la existencia y extiende la justicia más allá de la muerte. Hay infiernos arquitectónicamente ordenados y otros donde lo que predomina es el caos, la brutalidad desaforada del castigo incesante. Lo que va de la búsqueda de una constante proporción entre pecado y castigo que marca la imaginación dantesca hasta el Jardín de las Delicias de Hyeronimus Bosch, donde se acumulan las más crueles fantasmagorías: un hombre colgado de una llave, otro que carga una piedra eterna sobre la espalda, una figura atravesada por las cuerdas de un arpa, todo en medio de las creaciones más asombrosas como un par de orejas que cargan entre ambas un cuchillo afilado o un huevo con el caparazón roto que culmina el tronco de un árbol. Casi dos siglos separan una obra de la otra. Cada una de ellas forma parte de u
JORGE AULICINO: LIBROS ON LINE/ REFERENCIAS CRITICAS / ENTREVISTAS / OBRA TRADUCIDA