En el prólogo al Infierno, de la Divina Comedia de Dante Alighieri, recientemente publicado por Gog y Magog, y de cuya versión me hago enteramente responsable, menciono la posibilidad de que Dante no haga referencia al viaje de Odiseo al Hades por una cuestión más bien personal: el griego habría sido el primero en realizar esa travesía. Dante podía admitirlo en un héroe troyano como Eneas, al que consideraba padre de la raza latina, pero no en un griego, al que condena además al círculo de los fraudulentos (Canto XXVI) y al que infiere una muerte que claramente es el castigo en vida a su ambición de conocer demasiado (ambición ésta que es la del propio Dante). Debo aclarar que el texto griego de la Odisea no fue traducido al latín hasta cuatro décadas después de la muerte de Dante, por Leonzio Pilato, a instancias de Boccaccio. Dante, por cierto, no pudo leer el libro completo en el idioma culto de su tiempo. Sus fuentes acerca de la trama de la Odisea son latinas, referenciales e incompletas. Habría, no obstante, que colocar un condicional tal vez a la presunción más extendida de que ignoraba todo sobre el viaje de Odiseo al Hades. El tópico del viaje infernal estaba al parecer difundido, y la leyenda mencionaba incluso a San Pablo como viajero de los infiernos. La propia Comedia se hace eco de esto último. No sabemos qué sabía Dante respecto de Odiseo, pero tampoco, a ciencia cierta, qué ignoraba. Me disculpen los medievalistas: esto es sólo doxa.
Ilustración: Odiseo invoca a los muertos en el Hades mediante sacrificios rituales. Crátera lucana de 380 a.C.
Ilustración: Odiseo invoca a los muertos en el Hades mediante sacrificios rituales. Crátera lucana de 380 a.C.
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