What do the dregs of the atriums, the rapist, the unpunished, the one-armed,
the sweaty idiot, the one that cuts in rage the phone off, the one that cries
know about your intentions today?
What does the one who knows, know; the one that shed guts,
put them together with electrodes, put them to fry,
shouted in pleasure at discovering the formula,
when seeing the cream of the hypothalamus,
the answer to the coughing or sneezing?
What do those who sleep on benches, those who went far away,
those that die in the subway, those who bite the brake,
and those that climb the high voltage pilons because it’s their job
know about your voices encapsulated in our heart?
Where is the glow? Who would seek for it in the familiar history,
in the repressed homicide, in the market trash?
And yet, any sound in the thin morning
could lead us into your unerring abyss.
An ordinary thought, freed from its waterwheel,
in the air of the owl that drove the suffering away.
Hostias, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2004
Versión de Silvia Camerotto
Cetrería
¿Qué saben hoy de tu propósito la hez de los atrios,
el violador, el impune, el manco, el sudoroso idiota,
el que corta el teléfono con furia, el que llora?
¿Y qué sabe el que sabe, el que derramó vísceras,
las unió con electrodos, las puso a freír,
gritó de placer al descubrir la fórmula,
al ver las natas del hipotálamo,
la explicación de la tos o del estornudo?
¿Qué saben de tus voces encapsuladas en nuestro corazón
los que duermen en un banco, los que fueron muy lejos,
los que se mueren en el subte, los que muerden el freno,
y aquellos que trepan a las torres de alta tensión porque es su trabajo?
¿Dónde está el fulgor? ¿Quién lo buscaría en la historia conocida,
en el homicidio reprimido, en la basura del mercado?
Y sin embargo, cualquier sonido en la floja madrugada
podría llevarnos a tu abismo certero.
Un pensamiento cualquiera, liberado de su noria,
en el aire del búho que alejó el sufrimiento.
the sweaty idiot, the one that cuts in rage the phone off, the one that cries
know about your intentions today?
What does the one who knows, know; the one that shed guts,
put them together with electrodes, put them to fry,
shouted in pleasure at discovering the formula,
when seeing the cream of the hypothalamus,
the answer to the coughing or sneezing?
What do those who sleep on benches, those who went far away,
those that die in the subway, those who bite the brake,
and those that climb the high voltage pilons because it’s their job
know about your voices encapsulated in our heart?
Where is the glow? Who would seek for it in the familiar history,
in the repressed homicide, in the market trash?
And yet, any sound in the thin morning
could lead us into your unerring abyss.
An ordinary thought, freed from its waterwheel,
in the air of the owl that drove the suffering away.
Hostias, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2004
Versión de Silvia Camerotto
Cetrería
¿Qué saben hoy de tu propósito la hez de los atrios,
el violador, el impune, el manco, el sudoroso idiota,
el que corta el teléfono con furia, el que llora?
¿Y qué sabe el que sabe, el que derramó vísceras,
las unió con electrodos, las puso a freír,
gritó de placer al descubrir la fórmula,
al ver las natas del hipotálamo,
la explicación de la tos o del estornudo?
¿Qué saben de tus voces encapsuladas en nuestro corazón
los que duermen en un banco, los que fueron muy lejos,
los que se mueren en el subte, los que muerden el freno,
y aquellos que trepan a las torres de alta tensión porque es su trabajo?
¿Dónde está el fulgor? ¿Quién lo buscaría en la historia conocida,
en el homicidio reprimido, en la basura del mercado?
Y sin embargo, cualquier sonido en la floja madrugada
podría llevarnos a tu abismo certero.
Un pensamiento cualquiera, liberado de su noria,
en el aire del búho que alejó el sufrimiento.
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