Jorge Aulicino balla il tango con Eusebio, e lo porta a Buenos Aires -
Lui è Jorge Aulicino, con l’immancabile pipa. Ha tradotto Montale, Pasolini, Pavese e la Divina Commedia in spagnolo
Quando ha letto Montale per la prima volta e cosa la ha sorpresa della sua poesia?
Negli anni Settanta ho letto le prime traduzioni fatte in Argentina da Horacio Armani, poeta, traduttore e ammiratore di Montale, che conobbe a Milano. La poesia di Montale che più ha affascinato la mia generazione è stata La casa dei doganieri. Per alcuni lettori la frase Il varco è qui? è divenuta una vera parola d’ordine. Anni fa ho letto una vecchia traduzione di questa poesia ma preferisco non citare il nome del traduttore che, disgraziatamente, si era sbagliato proprio in quel momento chiave. Aveva tradotto la parola italiana varco come se fosse barco (in italiano, nave). Forse pensava che Montale stava ancora parlando della petroliera a cui alludeva nel verso precedente. Montale fu un punto di riferimento per lo slancio rinnovatore della poesia argentina degli anni Settanta, insieme ad altri autori statunitensi, inglesi e italiani, oltre ai grandi latinoamericani come César Vallejo, Nicanor Parra, Enrique Lihn o José Lezama Lima.
Come è possibile tradurre Montale in spagnolo? Che difficoltà ha incontrato?
La poesia di Montale fa un uso particolarmente denso delle parole. E di una sintassi a volte non semplice per chi non parla italiano tutti i giorni. Non credo che le mie traduzioni siano migliori di quelle di Armani. Ho cercato solamente di restare più legato alla profondità di campo di Montale.
Quante poesie di Montale ha tradotto e, riguardo alla traduzione, di quale poesia è più soddisfatto?
Ho perso il conto. Nell’antologia appena pubblicata da En Danza ci sono 35 poesie, se consideriamo i Motetti come poesie individuali. In realtà si tratta di 20 poesie brevi. Ma ci saranno, credo, un’altra ventina di poesie rimaste fuori da questo libro. In generale sono piuttosto soddisfatto della traduzione ma credo che le poesie più mutevoli siano quelle come Meriggiare pallido e assorto in virtù del loro particolare ritmo, intraducibile.
In che modo Montale ha influenzato la poesia argentina contemporanea? Qual è il Montale che ama di più: il primo, raffinato e pieno di riflessioni esistenziali, o l’ultimo, epigrammatico, aforistico?
Il primo Montale è quello che più ci ha influenzato perché è quello che più è stato tradotto. Coincideva con la nostra ricerca di una poesia più sobria, meno sentimentale. Nonostante questo, scoprire che Montale cita un tango nella sua poesia Sotto la pioggia di Le occasioni, da argentino, mi ha commosso. Alla generazione successiva alla mia, chiamata ‘oggettivista’, piaceva il Montale di Xenia I e di Xenia II del primo Diario. La poesia argentina degli anni Settanta e di quelli a seguire cercava di mitigare un poco il sentimentalismo. Fu attratta e le attrae l’immagine visiva concreta, la sobrietà di esprimere la situazione poetica (le occasioni, nel linguaggio di Montale).
Ha tradotto di recente anche Pavese. Quale poeta italiano è più vicino alla sua sensibilità di poeta?
Credo Pavese. In Pavese c’è quello stile più colloquiale. E il mito. Un mito legato all’origine. Questo è molto vicino a me.
E ora: chi ha intenzione di tradurre, quale poeta?
Spero che quest’anno venga pubblicata la mia traduzione delle poesie di Biancamaria Frabotta. Inoltre resta inedita una antologia di poesia italiana del XX secolo che continua a crescere. Abbiamo cercato di pubblicarla ma è stato impossibile ottenere tutti i diritti. I diritti postumi sono una vera maledizione. Lo stesso è successo con una antologia della poesia di Franco Fortini: non è stato possibile avere i diritti. A mio avviso gli editori o gli eredi degli autori commettono un errore quando cedono agli editori spagnoli i diritti per tutti i paesi di lingua spagnola. Mi piacerebbe fare una antologia di Alda Merini, un poeta molto amato in Argentina ma so già in partenza che sarà impossibile ottenerne i diritti.
* Traduzione dallo spagnolo di Mercedes Ariza
Foto: Montale recibe el Nobel. 1975
***
[Jorge Aulicino baila el tango con Eusebio
y lo lleva a Buenos Aires
El lenguaje es una personalidad, tiene geología, destino, rostro. Por eso, traducir no es un gesto mecánico –ni tampoco académico. La traducción es un trasplante en el que se produce un igual, pero otra cosa –a veces un Minotauro, otras veces un unicornio. Prueben pasar por el paladar, sobre los labios, por la nariz, finalmente –finalmente, ¡y más!, porque la palabra es carne, olor, sonido, antes que nada– este dístico: "No nos pidas la fórmula que te abra los mundos /sino apenas una sílaba torcida y seca como una rama". Gemelo pero indudablemente distinto de eso que, sabemos siempre, clavado en las ramificaciones de nuestros nervios novecentistas: Non domandarci la formula che mondi possa aprirti,/ sì qualche storta sillaba e secca come un ramo. También este otro: “Tú no recuerdas; otro tiempo trastorna/ tu memoria; un hilo se devana” en mi mente monosilábica, que gorgotea en la laringe, me parece exactamente nuevo. Jorge Aulicino, periodista de talento, poeta, es el traductor en Argentina de los poetas italianos. Su gran empresa ha sido, en 2015, la traducción de la Divina Comedia, después de años de trabajo, pero su designio de siempre se orienta a la poesía contemporánea. Recientemente tradujo a Pier Paolo Pasolini y a Cesare Pavese, trabajó la obra de Franco Fortini, de Biancamaria Frabotta y de Antonella Anedda. Este año, Aulicino cumple 70, y se ha regalado, digámoslo así, un trabajo áureo. La publicación, en Ediciones en Danza, de una compilación de poemas de Eugenio Montale, En el humo y otras poemas, traducidos con dedicación astral. El desafío es doble, por así decir, porque afrontar a Montale, en Argentina, significa también confrontarse con las históricas traducciones de Horacio Armani, que comienza en 1971 con Eusebio [sobrenombre de Montale, proveniente de "Eusebio y Trabucco", el libro de cartas intercambiadas con Gianfranco Contini], proponiendo una Antología de Montale. Sorprende, sobre todo, al dialogar con Aulicino, comprobar cuánto intervino la poesía de Montale en la revolución lírica argentina. Las ocasiones, el libro central de Montale –del cual Aulicino extrae los "Motetes" y algunas poesías más glamorosas, como "La casa de los aduaneros"– fue publicado por Einaudi en 1939, hace 80 años. El homenaje que nos llega del "otro mundo" me parece de excepcional devoción.
–Cuando leíste a Montale por primera vez, ¿qué te sorprendió más en su poesía?
–Leí en los años setenta las primeras traducciones hechas en la Argentina por Horacio Armani, poeta, traductor, devoto de Montale, a quien conoció en Milán. El poema de Montale que fascinó a mi generación fue "La casa dei doganieri". Entre algunos lectores de Montale se convirtió en una contraseña la frase "il varco è cui?". Hacía unos años yo había leído una vieja traducción, y prefiero no mencionar al traductor, de este poema. Lamentablemente el traductor se había equivocado, justamente en ese momento clave. Había traducido "varco" como "barco". Probablemente creyó que Montale hablaba aun de la "petroliera" que menciona en el verso anterior. Montale fue guía de los afanes renovadores de la poesía argentina en los setenta, junto con otros autores, norteamericanos, ingleses, italianos, además de los grandes latinoamericanos como César Vallejo o Nicanor Parra o Enrique Lihn o José Lezama Lima.
–¿Cómo se puede traducir Montale al español? ¿Qué dificultad encontraste?
–Encuentro en Montale una particular densidad en el uso de las palabras. Y una sintaxis a veces no sencilla para quien no habla a diario en italiano. No creo que mis traducciones sean mejores que las de Armani. Sólo intenté ceñirme más a la profundidad de campo de Montale.
– ¿Cuántos poemas de Montale tradujiste y de cuáles estás más satisfecho por la traducción?
–No llevo la cuenta. En la antología que ahora publica En Danza van unos treinta y cinco poemas, si se cuentan los "Motetti" como un solo poema. En realidad son veinte poemas breves. Pero tengo quizá otros veinte poemas traducidos que no entraron en ese libro. Estoy más o menos satisfecho con toda la traducción. Pero creo que las más provisorias son las de poemas como “Meriggiare pallido e assorto”, por su extraño ritmo, intraducible.
–¿Crees que Montale ha influido de algún modo la poesía argentina contemporánea? ¿Cuál es el Montale que aprecias más: el primero, refinado y lleno de reflexiones existenciales, o el último, epigramático, aforístico?
–El que más nos influyó fue el primer Montale, porque se tradujo más. Coincidía con nuestra búsqueda de una poesía más sobria, menos sentimental. Pese a eso, descubrir que Montale cita un tango en su poema "Sotto la pioggia" de Le occasioni, me conmovió como argentino. A la generación siguiente a la mía, llamada "objetivista", le gustaba el Montale de "Xenia I" y de "Xenia II", del primer Diario. La poesía argentina de los setenta y de los años posteriores buscaba atemperar un poco el sentimentalismo. Le atrajo y le atrae la imagen visual concreta, la sobriedad para expresar la situación poética (las ocasiones, en lenguaje montaliano).
–Tradujiste hace poco también a Pavese, he visto. ¿Qué poeta italiano está más cerca de tu sensibilidad de poeta?
–Creo que Pavese. En Pavese está el estilo conversacional. Y el mito. Un mito ligado al origen. Eso es muy cercano a mí.
–Y ahora, ¿a quién tienes la intención de traducir, cuál poeta?
–Espero que se publique este año mi traducción de los poemas de Biancamaria Frabotta. Tengo inédita, además, una antología de poesía italiana del siglo XX, que sigue creciendo. Intentamos publicarla pero fue imposible conseguir todos los derechos. Los derechos póstumos son una maldición. Lo mismo me sucedió con una antología de la poesía de Franco Fortini: no fue posible conseguir los derechos. A mi juicio los editores o herederos de los autores cometen un error en darles a editores españoles los derechos para todos los países de habla hispana. Me gustaría hacer una antología de Alda Merini, una poeta muy celebrada aquí, pero de antemano juzgo que será imposible obtener los derechos.]
***
Per gentile concessione pubblichiamo alcune poesie da En el humo y otros poemas, di Eugenio Montale, tradotto da Jorge Aulicino
No nos pidas la palabra…
No nos pidas la palabra que encuadre de cada lado
nuestro ánimo informe, y en letras de fuego
lo proclame y resplandezca como el azafrán
en medio de un polvoriento prado.
Ah el hombre que parte seguro,
de los otros y de sí mismo amigo,
y no se preocupa de su sombra que la canícula
estampa sobre un muro calcinado.
No nos pidas la fórmula que te abra los mundos,
sino apenas un sílaba torcida y seca como una rama.
Esto solo hoy podemos decirte:
lo que no somos, lo que no queremos.
*
“Non chiederci la parola”
Non chiederci la parola che squadri da ogni lato
l’animo nostro informe,e a lettere di fuoco
lo dichiari e risplenda come un croco
perduto in mezzo a un polveroso prato.
Ah l’uomo che se ne va sicuro,
agli altri ed a se stesso amico,
e l’ombra sua non cura che la canicola
stampa sopra uno scalcinato muro!
Non domandarci la formula che mondi possa aprirti,
sì qualche storta sillaba e secca come un ramo.
Codesto solo oggi possiamo dirti,
ciò che non siamo,ciò che non vogliamo.
***
La casa de los aduaneros
Tú no recuerdas la casa de los aduaneros
en la elevación inclinada sobre la escollera:
desolada te espera desde la noche
en que entró en ella el enjambre de tus pensamientos
y se detuvo inquieto.
La marejada azota hace años la vieja muralla
y el sonido de tu risa ya no es alegre:
la brújula gira loca a la ventura
y el cálculo de los dados no regresa.
Tú no recuerdas; otro tiempo trastorna
tu memoria; un hilo se devana.
Tengo todavía la punta; pero se aleja
la casa y sobre el techo la ennegrecida
veleta gira sin piedad.
Tengo la punta; pero tú estás sola
casi ni respiras en la oscuridad.
Oh el horizonte en fuga donde se enciende
rara la luz del petrolero.
¿Es este el paso? (Pulula todavía el oleaje
sobre el acantilado que se desploma).
Tú no recuerdas la casa de esta
noche mía. Y yo no sé quién va y quién queda.
*
La casa dei doganieri
Tu non ricordi la casa dei doganieri
sul rialzo a strapiombo sulla scogliera:
desolata t’attende dalla sera
in cui v’entrò lo sciame dei tuoi pensieri
e vi sostò irrequieto.
Libeccio sferza da anni le vecchie mura
e il suono del tuo riso non è più lieto:
la bussola va impazzita all’avventura
e il calcolo dei dadi più non torna.
Tu non ricordi; altro tempo frastorna
la tua memoria; un filo s’addipana.
Ne tengo ancora un capo; ma s’allontana
la casa e in cima al tetto la banderuola
affumicata gira senza pietà.
Ne tengo un capo; ma tu resti sola
né qui respiri nell’oscurità.
Oh l’orizzonte in fuga, dove s’accende
rara la luce della petroliera!
Il varco è qui? (Ripullula il frangente
ancora sulla balza che scoscende…)
Tu non ricordi la casa di questa
mia sera. Ed io non so chi va e chi resta.
*
En el humo
Cuántas veces te he esperado en la estación
en el frío, en la niebla. Me paseaba
tosiendo, comprando diarios innombrables,
fumando Giuba, luego suprimidos por el ministro
de tabacos, el tarado.
Quizá un tren equivocado, un duplicado o tal vez
un faltante. Escudriñaba los carritos
de los changadores, por las dudas de que llevaran
tu maleta y tú llegases luego, retrasada.
Al fin aparecías, última. Es un recuerdo
de tantos. Me persigue en sueños.
*
Nel fumo
Quante volte t’ho atteso alla stazione
nel freddo, nella nebbia. Passeggiavo
tossicchiando, comprando giornali innominabili,
fumando Giuba poi soppresse dal ministro
dei tabacchi, il balordo!
Forse un treno sbagliato, un doppione oppure una
sottrazione. Scrutavo le carriole
dei facchini se mai ci fosse dentro
il tuo bagaglio, e tu dietro, in ritardo.
poi apparivi, ultima. È un ricordo
tra tanti altri. Nel sogno mi perseguita.
***
[Jorge Aulicino baila el tango con Eusebio
y lo lleva a Buenos Aires
El lenguaje es una personalidad, tiene geología, destino, rostro. Por eso, traducir no es un gesto mecánico –ni tampoco académico. La traducción es un trasplante en el que se produce un igual, pero otra cosa –a veces un Minotauro, otras veces un unicornio. Prueben pasar por el paladar, sobre los labios, por la nariz, finalmente –finalmente, ¡y más!, porque la palabra es carne, olor, sonido, antes que nada– este dístico: "No nos pidas la fórmula que te abra los mundos /sino apenas una sílaba torcida y seca como una rama". Gemelo pero indudablemente distinto de eso que, sabemos siempre, clavado en las ramificaciones de nuestros nervios novecentistas: Non domandarci la formula che mondi possa aprirti,/ sì qualche storta sillaba e secca come un ramo. También este otro: “Tú no recuerdas; otro tiempo trastorna/ tu memoria; un hilo se devana” en mi mente monosilábica, que gorgotea en la laringe, me parece exactamente nuevo. Jorge Aulicino, periodista de talento, poeta, es el traductor en Argentina de los poetas italianos. Su gran empresa ha sido, en 2015, la traducción de la Divina Comedia, después de años de trabajo, pero su designio de siempre se orienta a la poesía contemporánea. Recientemente tradujo a Pier Paolo Pasolini y a Cesare Pavese, trabajó la obra de Franco Fortini, de Biancamaria Frabotta y de Antonella Anedda. Este año, Aulicino cumple 70, y se ha regalado, digámoslo así, un trabajo áureo. La publicación, en Ediciones en Danza, de una compilación de poemas de Eugenio Montale, En el humo y otras poemas, traducidos con dedicación astral. El desafío es doble, por así decir, porque afrontar a Montale, en Argentina, significa también confrontarse con las históricas traducciones de Horacio Armani, que comienza en 1971 con Eusebio [sobrenombre de Montale, proveniente de "Eusebio y Trabucco", el libro de cartas intercambiadas con Gianfranco Contini], proponiendo una Antología de Montale. Sorprende, sobre todo, al dialogar con Aulicino, comprobar cuánto intervino la poesía de Montale en la revolución lírica argentina. Las ocasiones, el libro central de Montale –del cual Aulicino extrae los "Motetes" y algunas poesías más glamorosas, como "La casa de los aduaneros"– fue publicado por Einaudi en 1939, hace 80 años. El homenaje que nos llega del "otro mundo" me parece de excepcional devoción.
–Cuando leíste a Montale por primera vez, ¿qué te sorprendió más en su poesía?
–Leí en los años setenta las primeras traducciones hechas en la Argentina por Horacio Armani, poeta, traductor, devoto de Montale, a quien conoció en Milán. El poema de Montale que fascinó a mi generación fue "La casa dei doganieri". Entre algunos lectores de Montale se convirtió en una contraseña la frase "il varco è cui?". Hacía unos años yo había leído una vieja traducción, y prefiero no mencionar al traductor, de este poema. Lamentablemente el traductor se había equivocado, justamente en ese momento clave. Había traducido "varco" como "barco". Probablemente creyó que Montale hablaba aun de la "petroliera" que menciona en el verso anterior. Montale fue guía de los afanes renovadores de la poesía argentina en los setenta, junto con otros autores, norteamericanos, ingleses, italianos, además de los grandes latinoamericanos como César Vallejo o Nicanor Parra o Enrique Lihn o José Lezama Lima.
–¿Cómo se puede traducir Montale al español? ¿Qué dificultad encontraste?
–Encuentro en Montale una particular densidad en el uso de las palabras. Y una sintaxis a veces no sencilla para quien no habla a diario en italiano. No creo que mis traducciones sean mejores que las de Armani. Sólo intenté ceñirme más a la profundidad de campo de Montale.
– ¿Cuántos poemas de Montale tradujiste y de cuáles estás más satisfecho por la traducción?
–No llevo la cuenta. En la antología que ahora publica En Danza van unos treinta y cinco poemas, si se cuentan los "Motetti" como un solo poema. En realidad son veinte poemas breves. Pero tengo quizá otros veinte poemas traducidos que no entraron en ese libro. Estoy más o menos satisfecho con toda la traducción. Pero creo que las más provisorias son las de poemas como “Meriggiare pallido e assorto”, por su extraño ritmo, intraducible.
–¿Crees que Montale ha influido de algún modo la poesía argentina contemporánea? ¿Cuál es el Montale que aprecias más: el primero, refinado y lleno de reflexiones existenciales, o el último, epigramático, aforístico?
–El que más nos influyó fue el primer Montale, porque se tradujo más. Coincidía con nuestra búsqueda de una poesía más sobria, menos sentimental. Pese a eso, descubrir que Montale cita un tango en su poema "Sotto la pioggia" de Le occasioni, me conmovió como argentino. A la generación siguiente a la mía, llamada "objetivista", le gustaba el Montale de "Xenia I" y de "Xenia II", del primer Diario. La poesía argentina de los setenta y de los años posteriores buscaba atemperar un poco el sentimentalismo. Le atrajo y le atrae la imagen visual concreta, la sobriedad para expresar la situación poética (las ocasiones, en lenguaje montaliano).
–Tradujiste hace poco también a Pavese, he visto. ¿Qué poeta italiano está más cerca de tu sensibilidad de poeta?
–Creo que Pavese. En Pavese está el estilo conversacional. Y el mito. Un mito ligado al origen. Eso es muy cercano a mí.
–Y ahora, ¿a quién tienes la intención de traducir, cuál poeta?
–Espero que se publique este año mi traducción de los poemas de Biancamaria Frabotta. Tengo inédita, además, una antología de poesía italiana del siglo XX, que sigue creciendo. Intentamos publicarla pero fue imposible conseguir todos los derechos. Los derechos póstumos son una maldición. Lo mismo me sucedió con una antología de la poesía de Franco Fortini: no fue posible conseguir los derechos. A mi juicio los editores o herederos de los autores cometen un error en darles a editores españoles los derechos para todos los países de habla hispana. Me gustaría hacer una antología de Alda Merini, una poeta muy celebrada aquí, pero de antemano juzgo que será imposible obtener los derechos.]
***
Per gentile concessione pubblichiamo alcune poesie da En el humo y otros poemas, di Eugenio Montale, tradotto da Jorge Aulicino
No nos pidas la palabra…
No nos pidas la palabra que encuadre de cada lado
nuestro ánimo informe, y en letras de fuego
lo proclame y resplandezca como el azafrán
en medio de un polvoriento prado.
Ah el hombre que parte seguro,
de los otros y de sí mismo amigo,
y no se preocupa de su sombra que la canícula
estampa sobre un muro calcinado.
No nos pidas la fórmula que te abra los mundos,
sino apenas un sílaba torcida y seca como una rama.
Esto solo hoy podemos decirte:
lo que no somos, lo que no queremos.
*
“Non chiederci la parola”
Non chiederci la parola che squadri da ogni lato
l’animo nostro informe,e a lettere di fuoco
lo dichiari e risplenda come un croco
perduto in mezzo a un polveroso prato.
Ah l’uomo che se ne va sicuro,
agli altri ed a se stesso amico,
e l’ombra sua non cura che la canicola
stampa sopra uno scalcinato muro!
Non domandarci la formula che mondi possa aprirti,
sì qualche storta sillaba e secca come un ramo.
Codesto solo oggi possiamo dirti,
ciò che non siamo,ciò che non vogliamo.
***
La casa de los aduaneros
Tú no recuerdas la casa de los aduaneros
en la elevación inclinada sobre la escollera:
desolada te espera desde la noche
en que entró en ella el enjambre de tus pensamientos
y se detuvo inquieto.
La marejada azota hace años la vieja muralla
y el sonido de tu risa ya no es alegre:
la brújula gira loca a la ventura
y el cálculo de los dados no regresa.
Tú no recuerdas; otro tiempo trastorna
tu memoria; un hilo se devana.
Tengo todavía la punta; pero se aleja
la casa y sobre el techo la ennegrecida
veleta gira sin piedad.
Tengo la punta; pero tú estás sola
casi ni respiras en la oscuridad.
Oh el horizonte en fuga donde se enciende
rara la luz del petrolero.
¿Es este el paso? (Pulula todavía el oleaje
sobre el acantilado que se desploma).
Tú no recuerdas la casa de esta
noche mía. Y yo no sé quién va y quién queda.
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La casa dei doganieri
Tu non ricordi la casa dei doganieri
sul rialzo a strapiombo sulla scogliera:
desolata t’attende dalla sera
in cui v’entrò lo sciame dei tuoi pensieri
e vi sostò irrequieto.
Libeccio sferza da anni le vecchie mura
e il suono del tuo riso non è più lieto:
la bussola va impazzita all’avventura
e il calcolo dei dadi più non torna.
Tu non ricordi; altro tempo frastorna
la tua memoria; un filo s’addipana.
Ne tengo ancora un capo; ma s’allontana
la casa e in cima al tetto la banderuola
affumicata gira senza pietà.
Ne tengo un capo; ma tu resti sola
né qui respiri nell’oscurità.
Oh l’orizzonte in fuga, dove s’accende
rara la luce della petroliera!
Il varco è qui? (Ripullula il frangente
ancora sulla balza che scoscende…)
Tu non ricordi la casa di questa
mia sera. Ed io non so chi va e chi resta.
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En el humo
Cuántas veces te he esperado en la estación
en el frío, en la niebla. Me paseaba
tosiendo, comprando diarios innombrables,
fumando Giuba, luego suprimidos por el ministro
de tabacos, el tarado.
Quizá un tren equivocado, un duplicado o tal vez
un faltante. Escudriñaba los carritos
de los changadores, por las dudas de que llevaran
tu maleta y tú llegases luego, retrasada.
Al fin aparecías, última. Es un recuerdo
de tantos. Me persigue en sueños.
*
Nel fumo
Quante volte t’ho atteso alla stazione
nel freddo, nella nebbia. Passeggiavo
tossicchiando, comprando giornali innominabili,
fumando Giuba poi soppresse dal ministro
dei tabacchi, il balordo!
Forse un treno sbagliato, un doppione oppure una
sottrazione. Scrutavo le carriole
dei facchini se mai ci fosse dentro
il tuo bagaglio, e tu dietro, in ritardo.
poi apparivi, ultima. È un ricordo
tra tanti altri. Nel sogno mi perseguita.
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